lunes, 4 de mayo de 2009

Hernán Oliva

Hernán OlivaHernán Oliva


Hernán Oliva es un caso único entre los músicos que se desempeñan en Buenos Aires.
Su nombre posee caracteres casi legendarios: es uno de los llamativos violinistas de la historia del jazz (que no tiene muchos) y, sin embargo, muchas noches tiene que tocar en el vetusto Unión Bar del Paseo Colón , para sobrevivir, tiene que recorrer sus mesas en espera eventual de recibiralgunas dádivas. Estas contradicciones no son originales ni tampoco se originaron aquí. Pero sobreviven. Hace años, el periodista Ricardo Lorenzo (Borocotó) definió esta instancia con total lucidez: "Qué va a cantar ese tipo en el Colón. Vive a la vuelta de mi casa". En cualquier caso, Hernán es un personaje atípico. Si se inquiere, casi todos están familiarizados con su nombre, o lo vieron,o recuerdan vagamente que lo escucharon alguna vez o sospechan, de manera vergonzante, que tuvieron la opción de escucharlo, pero prefirieron irse a cualquier
lado. Si a Hernán no se le escucha en vivo, es difícil transmitirlo con palabras.
La semana pasada tuve un encontronazo con Oliva y prefiero ser un canalla contando lo que sucedió a fingir ser un gran amigo y callarme. Estaba en el Viejo Almacén, cuando pasó a mi lado, después de una brevísima versión a capella de Estrellita. Me incorporé y lo saludé. ("¿Cómo le va?"; "Como el culo".) Siguió caminando y se detuvo. Me miró de nuevo y Susurró: "Dame una luca, papá, tengo que llevar algo a casa". Creo que si no hubiera tenido lo que le entregué, hubiera terminado en alguna seccional policial, con tal de darle algo a Hernán Oliva. En esos instantes maldije mis berretines y, creo, a todos los violinistas de jazz, desde Joe Venuti hasta Jean Luc Ponty. Es quizás razonable que la música de Hernán Oliva no le importe a la masa. Pero es claramente irritante
concurrir al teatro Armando Discépolo y constatar la presencia de sesenta personas.

Algunas razones para no concurrir:
1) Oliva no es un showman.
2) El formato de su conjunto es similar al del Quinteto del Hot Club de Francia durante los años 30, donde reinaban el genial gitano Django Reinhardt y el violinista Stephane Grappelly. Eso lo distancia porque no es la última "onda".
3) Oliva no habla o habla poco o cuando habla no se le entiende. Toca con la autoridad de un eximio y repentiza improntas llamativas.
4) Oliva vive a la vuelta de la casa de todos nosotros. No lo conocen ni en su casa.
Es odioso indicar lo que pasa inadvertido a otros. No me odie, entonces.
Si tiene tiempo algún sábado, sólo uno, averigüe dónde toca Oliva y concurra a
escuchado. Si no le gusta, siga odiándome. Si le gusta, adquiera los únicos dos LP con su nombre. Ayudaremos así a formar el club de admiradores anónimos de Hernán
Oliva.
Hermenegildo Sábat
Setiembre 1975
Fuente: http://our-favorite-things.blogspot.com