miércoles, 16 de febrero de 2011

Armando Laborde

Armando Laborde con Raul Leonardo en 1992
 Armando Laborde con Raul Leonardo en 1992

Armando Laborde
Armando Laborde


Armando Laborde con Julio Ressia
Armando Laborde con Julio Ressia


Armando Laborde con Alberto Echague, el pianista Salamanca y el bandoneón de Héctor Várela todos integrantes de la orquesta de Juan D'Arienzo
Armando Laborde con Alberto Echague al lado de JD, el pianista Salamanca y el bandoneón de Héctor Várela todos integrantes de la orquesta de Juan D'Arienzo
Armando Laborde Cantor (27 de abril de 1922 – 12 de diciembre de 1996) Nombre real: José Atilio Dattoli El estilo de la orquesta de Juan D'Arienzo tuvo sus adeptos en gran parte de la comunidad tanguera, de modo especial entre los fanáticos del baile, quienes se entusiasmaban por su ritmo picado y veloz. También hubo quienes lo escucharon con indiferencia, gustosos de orquestas más musicales, mejor elaboradas y con otro tipo de repertorio. Pero nadie dudó en aquel tiempo, año 1935 en adelante, que gracias a su aparición el tango volvió a ocupar una posición privilegiada en un momento en que la música norteamericana estaba prevaleciendo. Músicos con una concepción moderna del tango, alejados estilísticamente de D'Arienzo, no dejan de reconocer que para el resurgimiento del género, hoy se necesitaría la aparición de un nuevo D'Arienzo.
 Dicho esto como un ejemplo, como una expresión de deseos, ya que las circunstancias son muy distintas. A partir de 1940, D'Arienzo tuvo dos cantores emblemáticos.Uno fue Alberto Echagüe, con un repertorio profundamente dramático, por momentos rozando lo ridículo y, en otros casos, humorístico y arrabalero. El otro, Armando Laborde, un excelente cantor de grandes condiciones innatas, afinado y con un timbre agradable, del que muchos se han preguntado qué hubiera pasado si este hubiera intervenido en otras orquestas, más elaboradas y de ritmo más pausado. Pero lo cierto es que el ritmo de D'Arienzo lo atrapó y en esto tuvo mucho que ver el éxito de la orquesta y la buena paga. Hasta tal punto que en dos oportunidades se retiró para buscar otros rumbos y regresó. Sus retornos a la orquesta fueron acogidos con beneplácito ya que cantor y director se necesitaban mutuamente. Alguna vez el cantor confesó: «Juan te mataba, a la velocidad que tocaba no había garganta que aguantase». Su labor en la sala de grabación se extendió durante cuarenta años, desde su debut en el disco el 26 de diciembre de 1944 con los temas "Magdala" y "Color de cielo", hasta 1984, cuando acompañado por la orquesta del bandoneonista Alberto Di Paulo realiza diez temas para el sello Magenta, que nada agregan a su carrera, reiterando algunos éxitos de otrora y con la única novedad de "Malena". No dejó nunca de ser un muchacho de barrio, tanto en su forma de expresarse como en sus pensamientos sencillos pero acertados. En un largo reportaje que le hice me dijo: «Nací como José Atilio Dattoli, el 27 de abril de 1922, aunque legalmente figuro como nacido el día 30, porque mi viejo, de oficio carnicero, se olvidó al inscribirme tres días más tarde, de la fecha, todo por causa de las carreras de caballos. Hice la escuela primaria, luego el secundario y sabía de contabilidad... Luego sí, hice lo mío, cantaba con pequeños conjuntos de mi barrio, Palermo. Hice varias pruebas en algunas radios con orquestas conocidas: Manuel Buzón, Ricardo Tanturi y Horacio Salgán, entre otras. Me llevaban los amigos, pero nunca me convocaron.» «Hasta que un día mi amigo el compositor Alberto Tavarozzi me llama al café donde yo paraba con mis amigos para tomar una copa y jugar a las cartas después del trabajo. Me dice que lo convenció a Juan D'Arienzo para que me tomara una prueba, atento que el maestro andaba buscando una voz, por la renuncia del cantor Héctor Mauré. Me prestaron unos pesos para tomar un taxi y me fui corriendo a Radio El Mundo. Lo esperamos como dos horas a D'Arienzo pero este no vino, a esa altura del partido yo creí que era un cuento de Tavarozzi, quien muchas veces solía imaginar más de lo debido. «Pero al otro día, a la tardecita, me vuelven a llamar, esta vez era la voz de D'Arienzo. Horas más tarde me tomó la prueba, canté como veinte tangos y me aceptó. Después me enteré que el director estaba en duda entre Carlos Bermúdez, ex cantor de la orquesta de Pedro Laurenz, y yo. Optaron por mi juventud, por mi buena pinta y que era desconocido. «El maestro me dijo: "Se tiene que aprender dos temas, se va a la casa de Juancito Díaz (pianista) y ensayan hasta que los saque".» «Era fin de año y casi sin tiempo para ensayar con la orquesta grabé mis dos primeros temas, me temblaban las piernas.» Todo esto transcurría pocos días antes del viaje que D'Arienzo tenía proyectado al Uruguay para la temporada en el lujoso Hotel Carrasco de Montevideo. Respecto a esta gira Laborde, comentó: «Allí empezaron las notas periodísticas, todos querían saber quién era el nuevo cantor de D'Arienzo. Entre tantas preguntas, una metida de pata, fue cuando me preguntaron qué orquesta me gustaba y yo respondí “la de Aníbal Troilo”. A la noche D'Arienzo casi me mata y me gritó “a usted la única orquesta que le gusta es D'Arienzo”.» Otra anécdota interesante fue la de su nombre artístico: «Fui por varios días “el cantor sin nombre”. A veces me ponía uno y al día siguiente lo cambiaba. Pero a raíz de mis grabaciones en Buenos Aires, el sello discográfico exigía un nombre definitivo para la etiqueta del disco, entonces ocurrió lo increíble. Una noche que regresábamos en el ómnibus, desde el Hotel Carrasco al centro de Montevideo, a D'Arienzo se le ocurre preguntarle al conductor cómo se llamaba: «¿Yo señor D'Arienzo?» «¡Sí, usted!”. Con ese vozarrón tan ronco, tan suyo.» «Yo me llamo Armando Laborde.» «Ya está, ese es tu nombre.» «Y así nació mi nombre artístico.» Volviendo a su discografía junto a D'Arienzo con quien grabó 145 temas quiero destacar "Con alma de tango", de D'Arienzo y Carlos Waiss, "Desde aquella noche", de Fulvio Salamanca y Carlos Bahr, y "Una y mil noches", de Alberto San Miguel, Oreste Cufaro y Carlos Bahr. Todos de la primera etapa con el maestro. Luego continúa con Héctor Varela con quien graba 24 temas, de los cuales sobresale "Noches de cabaret", de Alberto San Miguel y Antonio Fiasche. En 1952 vuelve a la orquesta de D'Arienzo con un éxito entre otros: "El vino triste", de D'Arienzo y Manuel Romero. En 1957 forma un rubro con el cantor Alberto Echagüe secundados por la orquesta dirigida por Alberto Di Paulo, grabando cuatro temas, y en 1959 regresa con Héctor Varela. En 1964 retorna por segunda vez a la orquesta de D'Arienzo, en la que permanece hasta 1974, grabando uno de sus máximos éxitos, "Yuyo brujo", de Héctor Varela, Benjamín García y Carlos Bahr. Sin duda, Armando Laborde fue un cantor admirado por los degustadores del mejor tango, su éxito se emparentó con el de D'Arienzo, pero paradójicamente, sus dotes artísticas no fueron aprovechadas en la medida de sus merecimiento.
Nestor Pinzon